Los motivos por los que puede ser necesario pedir ayuda psicológica son muy variados: depresión, ansiedad, estrés, duelos, baja autoestima, relaciones tóxicas, dependencia emocional, trastornos de la alimentación, crisis vitales, etc.
Independientemente de la etiqueta que le pongamos, todos los motivos tienen algo en común: experimentar un malestar intenso que nos sentimos incapaces de gestionar. Esta es la principal señal que nos indica que puede ser buena idea recurrir a un profesional de la psicología que te ayude a comprender lo que te está ocurriendo para que podáis trabajarlo y así mejorar tu bienestar.
Es completamente normal sentirse nervioso/a. Comenzar terapia no es nada fácil.
Por eso, desde el primer momento trataré de generar un espacio en el que te encuentres cómodo/a. Para mí es fundamental rebajar todas esas tensiones que puedas estar sintiendo.
Comenzaremos hablando sobre mí, sobre cómo trabajo y sobre las dudas o preguntas que puedas tener antes de empezar. Después, seré yo quien te haga una serie de preguntas muy sencillas para ir conociéndote: tu edad, estudios o profesión, lugar de trabajo, experiencias previas en terapia, etc. Y poco a poco iremos hablando del motivo por el cual has decidido acudir a una consulta de psicología.
No será necesario entrar en detalles para los que no estés preparado/a, nos acabamos de conocer, así que no hay prisa. Respetaré tus tiempos, serás tú quien los marque.
En esta primera sesión el único objetivo es escuchar lo que necesites compartir conmigo y tenerlo en cuenta para tener un punto de partida por el que empezar el tratamiento.
ente de la etiqueta que le pongamos, todos los motivos tienen algo en común: experimentar un malestar intenso que nos sentimos incapaces de gestionar. Esta es la principal señal que nos indica que puede ser buena idea recurrir a un profesional de la psicología que te ayude a comprender lo que te está ocurriendo para que podáis trabajarlo y así mejorar tu bienestar.
Te mentiría si te diese una respuesta exacta, porque no la hay. El tiempo que dura una terapia depende de muchos factores. Algunos de ellos son: la gravedad de los síntomas, el tipo de problema que estás teniendo, lo que se ha mantenido en el tiempo, el contexto y las circunstancias en las que te encuentras, tu red de apoyo social, etc.
Otro factor muy importante eres tú mismo/a. Cada uno/a tiene sus tiempos para ir asimilando y entendiendo lo que le está ocurriendo.
Lo que sí que podemos afirmar es que tener prisa en terapia suele ir en nuestra contra. Nuestro objetivo es que te recuperes lo antes posible, pero respetando tus tiempos.
La clave está en confiar en el tratamiento, sentir que estás cómodo/a con la terapeuta, preguntar todo lo que necesites y estar dispuesto a entenderte y abierto al cambio.
El tratamiento está adaptado a cada caso concreto. Esto significa que atenderé a lo que tú necesitas.
Estructuro el tratamiento en dos pasos fundamentales: primero, trabajamos con los síntomas que estás sintiendo en el presente para rebajarlos y estabilizarlos con distintas herramientas que te aportaré; segundo, tratamos de entender el origen de estos síntomas, lo cual implica echar un vistazo a nuestra historia pasada para ir a la raíz del problema y sanar estas heridas que se han mantenido en el tiempo.
Utilizo un enfoque integrador. Esto quiere decir que entiendo a la persona en su conjunto: trabajamos sobre los pensamientos, las emociones, los síntomas somáticos (corporales) y la conducta. Y para ello me ayudo de distintas técnicas psicológicas que te iré explicando en consulta.
Soy partidaria de que entiendas lo que vamos haciendo en cada momento, así que te explicaré el sentido de lo que vamos trabajando, pues entiendo que es un trabajo en equipo: tú eres el/la protagonista del proceso terapéutico y yo soy tu acompañante.