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Psicoterapia infantil

La infancia es una etapa de crecimiento y aprendizaje continuo en la que necesitamos de un adulto que nos cuide, nos guíe y nos proteja.

Tenemos que aprender muchas cosas, pasamos mucho tiempo en el cole, tenemos muchos deberes, nos enfrentamos a exámenes, pasan cosas a nuestro alrededor que nos generan malestar (conflictos con otros niños, divorcios, enfermedades, mudanzas, cambio de cole, nacimiento de hermanos…), estamos menos tiempo del que nos gustaría con papá y mamá, tenemos miedos, los adultos nos ponen normas que no nos gusta cumplir y nos cuesta mucho reprimir nuestros impulsos…

Los niños se dan cuenta de más cosas de las que los adultos piensan y también sufren. El problema es que no están preparados para saber cómo gestionar su malestar porque su cerebro aún se está desarrollando. Por eso, es el adulto el que tiene que enseñarle a hacerlo.

Como cuidadores, una de las muchísimas tareas complicadas que tenemos que enfrentar es la de entender qué le ocurre a nuestros hijos/as. Al ser tan pequeños no van a poder comunicarnos verbalmente lo que les ocurre. Cuando un niño experimenta malestar es muy habitual que lo manifieste con irritabilidad. Por eso, es frecuente que se generen situaciones incómodas que como padres resulta difícil de manejar.

Además, como adultos nos puede resultar complicado entender lo que les ocurre porque pensamos como lo que somos: adultos. Por eso, es importante ponernos en el lugar de los niños/as para poder entender cómo están viviendo la situación que les genera malestar y así poder ayudarles.

Sabemos que cuidar y educar a un niño no es nada fácil. Podemos sentirnos perdidos, agobiados, perder los papeles, pensar que lo estamos haciendo todo mal y que no somos buenos papás o mamás.

Por esa razón, a veces es necesario pedir ayuda y    actuar antes de que el problema se agrave y acabe afectando al sistema familiar.

¿Cuáles son las señales que nos indican que nuestro hijo/a necesita ayuda psicológica?

Lo habitual es que los niños no puedan expresar con palabras lo que les ocurre porque son demasiado pequeños para entenderlo, por eso será fundamental que nos fijemos en señales no verbales.

Algunas de las señales que nos indican que nuestro hijo puede necesitar ayuda psicológica son:

  • Se muestra irritable, cambia repentinamente de humor y se enrabieta. 
  • Se muestra enfadado, agresivo, desobediente y tiene conflictos con otros niños o adultos. 
  • Se muestra inquieto, nervioso o impulsivo.
  • Se muestra preocupado. 
  • Se muestra triste y desmotivado. 
  • Disminuye su rendimiento académico. 
  • Se hace pis en la cama. 
  • Se muestra demandante y tiene dificultad para separarse de mamá o papá. 
  • Tiene miedos intensos que interfieren en su día a día. 
  • Se queja de dolores físicos con frecuencia, sobre todo de cabeza o de estómago. 
  • Tiene problemas de sueño. 
  • Cambia su alimentación, come menos o más de lo habitual, vomita, aumenta o disminuye su peso. 
¿Cómo trabajaremos?

Los psicólogos infantiles hemos tenido que desarrollar herramientas terapéuticas adaptadas a la etapa de desarrollo en la que se encuentran los niños: utilizamos juegos, material artístico, juguetes y… ¡mucha imaginación!

Creamos espacios que favorecen que los niños se sientan tranquilos y puedan expresar sus emociones. 

En terapia infantil ayudo a los niños a poner nombre a lo que les está ocurriendo y a gestionar sus emociones y les enseño nuevas formas de superar las dificultades que le generan malestar. 

La familia jugará un papel fundamental en el tratamiento. Los psicólogos infantiles necesitamos contar con la colaboración de los padres y madres.  También tendréis un espacio en el que podáis dar sentido a lo que estáis sintiendo y a lo que está ocurriendo y os aportaré las herramientas que necesitáis para gestionar la situación y mejorar la relación con vuestro/a hijo/a. 

Será un trabajo en equipo.

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