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Psicoterapia para adolescentes

La adolescencia es una etapa de cambio: dejamos de ser niños para convertirnos en adultos. 

Nuestro cuerpo empieza a cambiar, se nos exige mayor responsabilidad, aparecen personas nuevas en nuestras vidas, surgen conflictos, empezamos a experimentar emociones desconocidas que se nos hace difícil gestionar, nos encontramos confusos, ansiamos libertad, pero al mismo tiempo debemos cumplir las normas de los adultos, nos sentimos incomprendidos y nos rebelamos contra lo que no nos gusta… 

Durante esta etapa estamos intentando encontrar nuestro lugar y empezamos a construir nuestra identidad. La familia deja de ser nuestro único referente y empezamos a construir nuestro propio círculo social. 

Visto así, no parece una tarea sencilla, ¿verdad? Realmente no lo es. Por eso, es habitual que surjan dificultades que acaben causando un gran malestar en el adolescente y sus familiares

Como padres y madres, acompañar a nuestros hijos durante esta etapa puede resultar agotador. Percibimos esos cambios en ellos, no logramos entenderlos y comienzan a aparecer los conflictos. Creemos que hemos perdido el control que teníamos como padres, nos sentimos desbordados y frustrados y dudamos de si lo estamos haciendo bien. Nuestra familia se está fragmentando y la relación con nuestro hijo/a se está enfriando cada vez más. 

Sabemos que para vosotros tampoco es una tarea sencilla enfrentar los cambios que suceden durante la adolescencia y que podéis estar experimentando un intenso malestar. 

Por esta razón, es muy importante actuar antes de que el problema se agrave y que también acabe afectando al sistema familiar. 

¿Cuáles son las señales que nos indican que nuestro hijo/a necesita ayuda psicológica?

Para los adolescentes resulta complicado entender lo que les ocurre, por lo que no siempre podrán expresarlo con palabras. 

Por eso, es necesario que los adultos sepan detectar cuáles son las señales que nos indican que nuestro hijo/a necesita ayuda psicológica.

  • Cambia repentinamente de humor, está nervioso o irritable, tiene emociones intensas o se siente triste, está perdiendo la motivación por aquellas cosas que antes le gustaban y baja su rendimiento académico. 
  • Le cuesta relacionarse con los adultos, no acepta las críticas, se niega a cumplir las normas y tiene conflictos con amigos, profesores o familiares. 
  • Pasa tiempo solo, se aleja de los demás y cuesta hablar con él/ella de lo que le genera malestar. 
  • Se muestra preocupado y/o asustado.
  • Hay señales que nos indican que pudiera estar empezando a consumir drogas o a obsesionarse con determinada actividad.
  • Es agresivo/a hacia otras personas, objetos materiales o hacia sí mismo/a.
  • Se producen cambios en su alimentación y en su peso y/o realiza ejercicio extremo. 
  • Presenta problemas de sueño: dificultad para dormir o cansancio excesivo.
  • Observamos que se muestra incoherente y confuso.
¿Cómo trabajaremos?

Será fundamental que el adolescente tenga un espacio de intimidad con la terapeuta para que se sienta seguro y pueda hablar de los cambios que está experimentando y de las situaciones que le están generando malestar. 

En este espacio le ayudaré a poner nombre a lo que le está ocurriendo y a comprender el origen de su malestar y le daré las herramientas que necesita para gestionar las dificultades que está teniendo. 

La familia jugará un papel muy importante en el tratamiento. Los adultos a su cargo tendréis un espacio en el que podáis dar sentido a lo que estáis sintiendo y a lo que está ocurriendo y os daré las herramientas que necesitáis para gestionar la situación y mejorar la relación con vuestro/a hijo/a. 

Será un trabajo en equipo. 

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